Llorar con una sonrisa

Dicen por ahí que la vida es pasajera, que esto es solo una circunstancia y que llegamos a la verdadera después de vivir aquí. La verdad que preguntarse por el sentido de ésta es lo que paradójicamente nos ocupa durante nuestro paso por la vida terrenal. Sabemos que es difícil y pone algunas piedras en el camino: grandes problemas, pequeños problemas, de diferentes temas, con distintas personas… a veces se recomienda olvidar estas piedras, otras cargarlas hasta que se disuelvan solas.
La “suerte” es algo tan subjetivo! Se que ayuda y acompaña a más de uno, algunos la encuentran más fácil ya que pertenece al ropaje que usan a diario, a otros en cambio nos falta esa prenda en el placard (o como dice Arjona, ríe allí mismo); pero a aquellos a los cuales nos cuesta más, la vida nos premia algún día… no se si es con la famosa “suerte” que nos faltaba o a modo de recompensa (más que de premio) nos valora el hecho de haber cargado con toda esta bolsa de piedras, haber caminado con franciscanas o lo que es peor descalzos a veces sobre ellas, haber derramado tantas lágrimas sobre nuestras decepciones y/o elecciones.
En fin… esta semana descubrí, o redescubrí, algo que hizo esperanzarme para otros aspectos de mi vida: también se puede llorar de emoción, de alegría, a carcajadas y gritos de felicidad. Y este estado se vio aumentado por el apoyo y las energías que me transmitieron distintas personitas y pilares que forman parte de mi camino (cada uno a su manera): recibí llamados y mensajes, transmitieron mis logros al estilo de “paloma mensajera”, me endulzaron con bombones, aromatizaron mi dormitorio con flores, etc. etc. Es importante para mí resaltar que también se vio aumentado por una estrellita que a pesar de no estar físicamente, la sentí tanto como si hubiera estado y me transmitió paz en este momento de mi vida (esa que me es difícil encontrar).
Hay a veces justicia, y sus decisiones permiten: LLORAR CON UNA SONRISA!