sábado, 29 de agosto de 2009

Tormentas

Ya te levantás y ves como la lluvia va atacando tu cuerpo,
Le ponés la mejor onda… vas pisando baldozas flojas y caminás y caminás para un tratamiento que sentís ridículo.
Los autos no te dejan pasar, caballerosidad había en la época de nuestros abuelos, te salpican pasando los autos, hacés honor a la genitalidad de la madre del atacante y seguís…
Te hacen respirar profundo y te relajás mínimamente porque definitivamente pensás en todo lo que tenés que hacer, te vas, la gente se persigue, huele a alcohol, te mira mal si estornudás (soy alérgica chicos!) y bué… así regresás.
Trabajas y muchooooo y la anatomía humana indican que tus dolores deben ponerse explícitos en un estudio que vos misma pedís, una hora metida en tubos con ruidos y sintiéndote indefensa semidesnuda y viéndote todos los defectos. Evidentemente sos tu peor juez…
El aire te refresca solo un momento, te sentís más idiota que nunca, te fumás un pucho e intentarás descansar…

martes, 25 de agosto de 2009

La última oportunidad

Viendo esta película, definitivamente retumba en mi ser la frase que ella (Emma Thompson) le dice a él (Dustin Hoffman) para resolver una encrucijada:
- “¿Cómo funcionará esto Mr. Shine?”
Y él contesta:
_ “No tengo la menor idea, pero funcionará… te lo prometo”
¡Es tan romántico!
Lo cierto es que no es tan fácil huir de todo y encontrar respuestas sin tapujos a las piedras que impone la realidad. Un hombre de carne y hueso en el escenario de la vida diría: “las películas de amor son previsibles, esto es una boludez, etc. etc.”;
lo cierto es que cuando estoy de buen humor y no me meto en el pozo del pesimismo,
creo que esto puede ser como se vio en el film, o al menos, juego a que así sea y hacer esta escena real.
Cuando la vi, necesité inevitablemente escribir. Se asemeja mucho a lo que vivimos no? Una historia que nunca esperamos, una persona que tal vez parecía “no apta” para nosotros y sin embargo, es la que te contiene y te hace feliz.
Los no tan romanticones también objetarán que “era obvio el desenlace”, pero la vida también nos sorprende por la espalda y sería maravilloso poder plasmar ese “no se cómo vamos a hacer”, y a pesar de ella estar aparentemente planteando un problema (simplemente porque nosotros así lo decidimos definir, así lo percibimos) poder resolverlo como en la peli: parándonos, agarrando a alguien de la mano y empezar a caminar los dos, ese camino de la vida…
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