jueves, 28 de agosto de 2008


Era la madrugada y la lluvia quería asomarse por su ventana y a pesar de vivir una vida bastante ocupada, la noche la llamaba a escribir. Recordó su pasado domingo (esos días tristones pero a la vez los únicos que pueden convocar al descanso reparador): luego de pensar en el fin de semana con amigos que tanto quería y la hacían sentir viva y tras hablar por teléfono con una amiga (con la que se sentía muy identificada y tenía similares estado de ánimo), decidió tratar de practicar eso que veía como raro: RELAX… lo hizo por un tiempo escuchando música tapada hasta la nuca y en piyamas. Cuando intentó poner orden en su búnker hubo algo que paralizó su atención e hizo recordar un capítulo de su vida (ahora que lo pienso creo que fue más que un capítulo porque había durado años su escritura): un sobre, algunas cartas, poemas, dibujos… en las letras se repetían temas recurrentes como “limar asperezas para sobrevivir al tiempo”, “todos tenemos distintas maneras de amar y yo tengo la mía”, “como vos nadie me quiso, de eso estoy seguro”, etc. etc.; parecían frases de Bucay, Dalai Lama, similares a las que se pueden encontrar en un libro de autoayuda o simples frases hechas al estilo de: “no sos vos soy yo”, “sos mucho para mí” etc., etc. Su psicóloga le había dicho algo que ella empezaba a creer: que era necesario vivir ciertas cosas, que hay algo de la contingencia en el amor, que no todo había sido tan terrible y sobretodo que se puede volver a un estado “normal”. Con lágrimas en sus ojos pero a la vez con una sonrisa, recordó cómo había superado esa separación y estaba dispuesta a reforzar su armadura para soportar las balas que estaban tirando sobre su cuerpo (aunque esta vez no eran por amor y no lograba encontrar las causas de sus llagas). Recordó también al autor de esas obras que estaban en el sobre con una mezcla se sentimientos: ternura, extrañeza, cariño (linda receta eh!); lo imaginó disfrutando de su mujer, hogar, quizá hijos…
Tirada en la cama y milagrosamente tomándose la vida con más calma queriendo conducirla pero también dejándose llevar sin tantas presiones que la arrebaten, prefirió quedarse con su narcisismo firme pensando en que en esas cartas al estilo “premonitorias” con respecto al final que ella decidió tomar, esa persona fría y por momentos apática para su gusto, le había agradecido de manera cálida esa manera tan intensa que tenía de amar y de darse por la gente (cosa que a veces la hacían sentir contenta y otras como una tarada)….
Llegó a varias conclusiones una vez más: las personas no cambian y con el amor no alcanza, la manera de amar y madurez de aquel hombre_niño no coincidían con las de ella, los proyectos eran diferentes. No se arrepintió de no haber limado tanto las asperezas con el simple consuelo y recompensa de “sobrevivir al tiempo”, porque limando las cosas demasiado se deforman la esencia (quizá no perfecta pero esencia en fin), hasta pueden peligrar con desaparecer…
Como fin de esta historia podemos decir que cerró esos capítulos con un buen recuerdo, esperando algún día limar asperezas pero por voluntad propia y no por conformismo de sobrevivir al tiempo, tener manera más similar de amar o de demostrar que las que había tenido con él y sobretodo deseaba algo más: escribir capítulos, pero que éstos no tengan final, lograr hacer un libro completo (aunque vale aclarar que no un libro de príncipes, hadas, mariposas y colores pastel) sino un libro que le permitiese entretenerse y sonreír a diario, a pesar de los abatares…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola vale:
Bueno paso como siempre para leer lo que escribis.
La conclusion que escribiste en un parrafo que las personas no cambian y con el amor no alcanza teneses verdad.
Te dejo mi msn si queres agregarme florciss_86@hotmail.com