Luego de días complicados, tensiones acarreadas y suposiciones que dependían de su estado de ánimo, la niña pensó (aunque sin saber si ese estado le iba a durar) que quizá las cosas valían la pena:
- que no había una tensión que no se pueda sacar con una mano saludándola afectuosamente al frotar su espalda,
- que no había una arruguita de frunce enojado, que no se pudiera transformar en esa tan simpática “arruga de la risa”,
- que no había afonía que no se pueda olvidar con carcajadas,
- que, quizás, ese vacío que parecía inmensurable, se pueda ir llenando con un llamado, una noticia, un mensaje.
A veces nos toca ganar en la primera (doy fe que son las menos)… a la niña le consolaba pensar que siempre que hubo equivocaciones podía aprender de ellas;
que siempre que tuvo peleas, las podía reparar;
que el amor podía triunfar sobre el odio y el engaño, la envidia y otros de ese equipo que se mostraban fuerte, no lo eran tanto…
martes, 26 de agosto de 2008
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3 comentarios:
Hola Vale:
Paso como siempre, la verdad que es cierto que siempre que hubo equivocacones se puede aprender de ellas, me gusto muchisimo lo que escribiste.
valeria un dia me voy a pegar un tiro con lo q escribis jaja metele onda escribite algun cuento de borrachos jaja
te quiero pelotas fritas...
El Paisa
Gracias a Florencia y el Paisa por los comentarios!!!!!!!!!!! Está bueno saber que si uno escribe, hay gente que lo lee =)
La verdad que se puede aprender de las equivocaciones, eso no quita a que cuesta y primeramente para lograrlo tiene que haber voluntad propia.
Paisa: ya se que me querés y no te pegues ningún tiro che! jajaja, ya se vendrá el cuento de borrachos y la frenada con la pera moretoneada como la tengo.
Besos
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