lunes, 15 de septiembre de 2008

Dícese de una noche enmascarada...


Les costaba identificarse por momentos (otros creo que lo reconocían) con las apariencias que generaban: exitosas, firmes, arremetedoras, seductoras, misteriosas (aunque no pasándose al extremo aburrido que puede generar el fin de una aventura)…
No sabían si sentirse felices o más indignadas aún cuando pensaban que todas las cualidades que supuestamente remiten a ser “positivas” alejan al ser humano, o hacen qué éste entre en un laberinto de: “sí”, “no”, “me hago el interesante”, “no se lo que quiero”, “no te contesto” etc., del que no podían escapar… era un laberinto sin salida?

Para salir de este grannn embrollo que perturba aún más a cualquier mente ya perturbada, danzaban inventando letras y aflorando significantes (palabras entremezcladas entre música, bailes y luces surgían), creo que no vienen al caso o sí vienen mejor que queden entre ruidos, Dr. Lemons, nombres prohibidos y algún que otro Lucky/Philips…
En fin… el encuadre y las circunstancias turbadoras de la vida no eran ambientes facilitadores para resolver las mentes perturbadas, lo que sí supieron (una vez más), es que era mejor solución dejar para el ambiente analítico estos temas y distraerse de esas ideas, o al menos tomarlas con una sonrisa, preferentemente (como había sucedido) carcajadas hasta que te duela la panza, termines durmiendo en la parte de atrás de una especie de heladera y se te corra el maquillaje (ese que tanto costó hacer antes de tomarte tu trago pero que al verlo corrido expresa que la distracción se supo aprovechar de la “d” hasta la “n”).

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