sábado, 29 de agosto de 2009

Tormentas

Ya te levantás y ves como la lluvia va atacando tu cuerpo,
Le ponés la mejor onda… vas pisando baldozas flojas y caminás y caminás para un tratamiento que sentís ridículo.
Los autos no te dejan pasar, caballerosidad había en la época de nuestros abuelos, te salpican pasando los autos, hacés honor a la genitalidad de la madre del atacante y seguís…
Te hacen respirar profundo y te relajás mínimamente porque definitivamente pensás en todo lo que tenés que hacer, te vas, la gente se persigue, huele a alcohol, te mira mal si estornudás (soy alérgica chicos!) y bué… así regresás.
Trabajas y muchooooo y la anatomía humana indican que tus dolores deben ponerse explícitos en un estudio que vos misma pedís, una hora metida en tubos con ruidos y sintiéndote indefensa semidesnuda y viéndote todos los defectos. Evidentemente sos tu peor juez…
El aire te refresca solo un momento, te sentís más idiota que nunca, te fumás un pucho e intentarás descansar…

1 comentario:

Martin Castellani dijo...

Impresionante.
Muy gráfico además. Me llevo a pensar, recordar mejor dicho, cuando iba caminando de chico al colegio, y llovía a cántaros. Sorteando cada baldosa para que no saltara un chorro de agua mas asemejado a una fuente y quisiera insultar a todo portero que riega el piso en quien sabe que intento de algo.