jueves, 6 de noviembre de 2008


Esa luz
La comencé a vislumbrar: me distraía, me perseguía… por momentos variaba y generaba ansiedad, ceguera, perturbaciones. Con el tiempo esa luz cambió sus colores, percibí otras tonalidades y descubrí que ella puede secar las lágrimas, alumbrar en las tinieblas, aclarar el camino, evitar los tropiezos y quizá señalarme el camino de la felicidad (y para darse cuenta de esto, entre terapias y repeticiones, personas que comienzan a ser importantes aportaron su rayo). Quiero encontrar ese camino y, sospecho que para eso, ya estoy posicionada de otra manera y dispuesta a agarrar una mano para hacer el camino más ameno.

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